Suicidio Asistido
Joyce Infante Silva
¿Porqué un soldado que
se sacrifica por su patria es un héroe…y un paciente con enfermedad terminal,
que se sacrifica para no causar más daño a su familia, ni a sí mismo, es considerado un delito? Esto me lleva a cuestionar
la gran polémica del suicidio asistido.
Una privación voluntaria de la vida, o tal vez
una conducta peligrosa para quien la realiza. El suicidio asistido consiste en
proporcionarle a una persona los medios suficientes para que pueda, ella misma,
de manera intencional, pero con conocimiento y sentido de la realidad, causarse
la muerte(1). Cabe destacar, que en
este caso es el paciente que activamente termina con su vida, de allí el
concepto de suicidio. Se plantea como un deseo de extinción de una supresión inminente,
porque la vida ha perdido razón de ser, o se ha hecho dolorosamente
desesperanzada. Es una práctica que se basa fundamentalmente en darle al
paciente una medicina, a fin de que éste lo tome, por sí mismo, en una dosis
mortal. Incluye el asesoramiento sobre cantidades letales de medicamentos,
así también como su prescripción o su suministro.
El suicidio asistido
se encuentra entre dos disyuntivas: La eutanasia voluntaria y la actuación
nociva, que quiere poner la autodeterminación del sujeto como eje de la actuación
y así justificarla moralmente.(2)
Características:
-
Aquí, la muerte se presenta como elección del
paciente, que, informado sobre su estado patológico irreversible, prefiere no
solamente renunciar a terapias inútiles, sino además acelerar un fin que, por
otro lado, no puede evitar.
-
El papel del
médico se limita a proporcionar tanto el medio para matarse (con las oportunas
instrucciones) como la asistencia para que la muerte ocurra de manera cierta y
sin dolor.
-
El motivo que convertiría en legítima y obligada la
intervención del médico no sería ya un sentimiento evanescente como la piedad,
sino el deber riguroso de respetar la voluntad y autonomía del paciente.(3)
Cabe destacar que el
suicidio asistido tiene en común con el suicidio normal, la coincidencia de que es el propio sujeto el
que pone fin a la propia vida, mientras que con la eutanasia voluntaria
comparte el hecho de que la muerte ocurre en el contexto de una enfermedad
penosa e incurable y con la intervención de un médico.
Pero ¿Cuál es el
dilema realmente? Deseo que se introduzcan conmigo al derecho de elegir
libremente. Estamos ante una polémica que ha provocado diversos debates y
controversias, pero con todo lo investigado, de manera propia e inherente, me
ha permitido hacer un análisis sobre
esta gran problemática.
El concepto de
“dignidad humana” alega, tanto defender el suicidio asistido, como rechazarlo.
Este pensamiento es un llamado al respeto incondicionado y absoluto de la
persona. Un respeto, que como se ha dicho, es un valor propio del hombre, por
poseer una gran capacidad, inteligencia y libertad para dominar sus
pensamientos y valores fundamentales por pertenecer a la especie humana.
Para los defensores
del suicidio asistido, la dignidad humana del enfermo consistiría en el derecho
de elegir libremente el momento de su propia muerte, en cambio, para sus
detractores, la dignidad humana obliga a oponerse al suicidio asistido, por
considerarlo una arbitrariedad humana frente a un problema moral, ya sea
fundamentado en la religión (Se refiere a la decisión exclusivamente divina,
que quiere decir, le pertenecemos a un Dios.)
En el término de
dignidad humana, subyacen distintas concepciones, del ser humano, de la
libertad, de la ciencia médica y del conjunto de los derechos humanos. (4)
No obstante, existen
argumentos a favor y en contra, que son:
A
favor:
Médicos
Desde siempre, los médicos han participado en
la toma de decisiones sobre el fin de la vida, y actualmente es común suspender
o no instaurar tratamientos en determinados casos, aunque ello lleve a la
muerte del paciente. Sin embargo, a veces los médicos deciden por su propia
parte si el paciente debe morir o no, y provocan su muerte, rápida, sin dolor.
En medicina, el respeto a la autonomía de la persona y los derechos de los pacientes
son cada vez más ponderados en la toma de decisiones médicas.
Jurídicos
La despenalización del
suicidio asistido no significa obligatoriedad absoluta. No se puede imponer el
criterio de un conglomerado al ordenamiento jurídico de todo un territorio, por
lo que el derecho debiera asegurar los mecanismos para regular el acceso al
suicidio asistido de los pacientes interesados que cumplan unos requisitos
especificados legalmente; así como de la legalidad y transparencia de los
procedimientos.
En
contra:
Los argumentos en
contra inciden en la «inviolabilidad» de la vida humana, la defensa de su
dignidad independientemente de las condiciones de vida o la voluntad del
individuo implicado, y las repercusiones sociales de desconfianza que podría
conllevar la práctica del suicidio asistido.(5)
La Asociación Médica
Mundial considera contrarios a la ética y condena tanto el suicidio asistido
con ayuda médica como la eutanasia. En cambio recomienda los cuidados
paliativos.
Otros argumentos en
contra no menos importantes son: La iglesia y el estado.
Pero, ¿Quién
verdaderamente apoya todo esto o en que se ve respaldado este acto? En la
bioética, que busca llegar a un equilibrio entre los valores que entran en
conflicto con el actuar biosanitario. La bioética es la rama de la ética, que
se dedica a proveer el principio de la correcta conducta humana respecto a la
vida, así como al ambiente en el que puedan darse condiciones aceptables para
vivir.(6) La bioética no se limita
al ámbito médico, sino que incluye todos los problemas éticos que tienen que
ver con la existencia en general.
La sociedad moderna
basa su ordenamiento jurídico o si política, en la protección de los derechos
humanos. En este sentido, cada enfermo tiene derecho a decidir, informadamente,
sobre los asuntos que pertenecen a una esfera tan privada como su cuerpo; y en
virtud de esto, decidir cómo quiere seguir -o no seguir- viviendo.
Sin embargo, existen
ya países donde se aprueba el suicidio asistido, como acto voluntario de la
persona. Este es el caso de Suiza, país ubicado en la Europa Central,
considerado uno de los países más ricos del mundo (7). En Suiza, el suicidio asistido no es un delito, con la
peculiaridad de que no tiene que contar con la asistencia del médico necesario
únicamente para la prescripción del fármaco letal, quedando en manos de
organizaciones no gubernamentales.
El requisito
ineludible del auxilio al suicidio en Suiza es que detrás de la actuación
de quien ayuda no haya ninguna motivación egoísta, ni de tipo personal o
económico. Si esto se llegase a acreditar, el responsable sería perseguido
penalmente, de acuerdo con el art. 115 del Código Penal de dicho país. A esto,
muchos emigrantes viajan a este lugar, dejando su patria para poder realizar
este tipo de actos. Existen aquí organizaciones que ayudan a las personas a
cometer estos hechos. Suiza cuenta con tres organizaciones voluntarias que dan
apoyo a las personas que solicitan la ayuda al suicidio: EXIT, que actúa en los
cantones de habla germánica e italiana; AMD, en los cantones franceses; y
DIGNITAS, para las personas extranjeras que van a Suiza para recibir ayuda al
suicidio. (8)
Si bien es cierto, se
ha tratado de legalizar este suicidio asistido, a través de los Testamentos de
Vida, documentos en los cuales el paciente pide que, en caso de quedar
incompetente, se le retiren medios extraordinarios de conservación de la vida.
Un punto importante para destacar es la calidad de vida del paciente, evaluar
el bienestar social general de individuos y sociedades por si.
Cuando nos referimos a
una calidad de vida, es tener la percepción de un individuo, de su situación de
vida, puesto en su contexto de cultura y sistemas de valores, en relación a sus
objetivos, expectativas, estándares y preocupaciones. (9)
Testimonios
de vida:
26 de setiembre del
2006.- El llamado “turista suicida” estadounidense, Craig Ewert, de 59 años,
sufría una enfermedad neuronal que le había dejado incapacitado de piernas y
brazos y le hacía vivir atado a una máquina de respiración asistida. Una
enfermedad que poco a poco va destruyendo los nervios motores hasta la
parálisis total. La mayoría de los pacientes que la padecen mueren cinco años
después del diagnóstico. John Zaritsky, director canadiense galardonado con un
Oscar, acompañó en 2006 a Craig Ewert durante sus últimos cuatro días de vida.
El, durante el documental, estuvo decidido a no sufrir un proceso de deterioro
que le lleve hasta un final “natural.”A lo que él refiere: "Me estoy
muriendo, es un hecho que no se puede negar, ni tampoco mi convicción, de que
mi fin está muy cerca. Curiosamente diría que mis sentimientos ahora son como
los que tenían, supongo, hace dos siglos los inmigrantes que iban a los estados
unidos. No puedo quedarme donde estaba, y me embarco en un viaje a un lugar del
que sólo conozco vagos rumores."(10)
Conclusiones:
Por él y muchos otros
más, decidí hacer este análisis y observación, que va más allá de una muerte
inminente.Sin embargo, hay muchas personas en contra del suicidio asistido, por
razones religiosas, morales o simplemente prácticas, temen abrir las puertas a
la muerte masiva e incontrolada de los más vulnerables, considerándose un tema
muy delicado, pero esto nos obliga a explorar más opciones que a su vez, van
más allá de nuestros deseos a cambio de nuestro amor digno y propio.El concepto
de suicidio asistido deja muchas interrogantes abiertas. Cualquier ciudadano
correría el riesgo de “ser suicidado”. ¿Cómo y quién puede distinguir entre una
auténtica voluntad de muerte o una depresión, desconsuelo, desaliento, etc.?
¿Cómo y quién está en situación de verificar la voluntad real del enfermo
incompetente? Los temas en debates permanecerán, mientras que miles de personas
hayan la manera imprudente y arriesgada de acabar con su vida.
¿Qué haces con alguien
que quiere morir contra viento y marea y que tiene problemas para poder hacerlo? La pregunta es:
¿De quién es tu vida? Vivir es un derecho y no una obligación, nadie dice que esto se vea como una manera fácil de acabar
con tu vida, pero nadie tiene la potestad para poder dominar, tener, ni tomar
tus derechos como suyos.
El estado estará en
contra alegando siempre con el tema del derecho a vivir, pero en realidad es
¿El gobierno quien posee tu vida?, ¿Somos de su propiedad? Definitivamente no
debe ser admisible. Nosotros podemos decidir cuándo deshacernos de ella y
cuando no. Para la sociedad en contra, ya sea en el ámbito político, religioso
y médico; nos propone que si decretan que debes soportar meses o años de
sufrimiento contra tu voluntad, lo lamentamos. Pero si haces un sondeo,
encontrarás que la gente no acepta la prohición contra el suicidio, hay una
tremenda popularidad entre la población anciana, para encontrar drogas o
libros, cualquier cosa que los ayude a liberarse ellos mismos en sus últimos
años, porque están aterrados de que los mantengan vivos conectados a una
máquina ¿Porqué? porque no POSEEN sus propias vidas.las posee el estado o el
estado como representante de Dios.
Bibliografía
(1)
Dr. Luis Ráez- El suicidio asistida: Lo que
todos necesitan saber-http://www.vidahumana.org/vidafam/eutanasia/raez.html
(2)
Se aprueba el suicidio asistido, tribunal de
apelación de EE.UU. Por Adolfo J.
Castañeda,
(3)
Diario Siglo XXI.com, artículo de opinión, http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/28865/suicidio-asistido
(4)
Valores y Principios, la dignidad humana y sus implicaciones éticas, J.
Vidal-Boza, http://www.aceb.org/v_pp.htm
(5)
«Quiero dejar de no vivir», El País, 17 de enero de 2007, http://elpais.com/diario/2007/01/17/sociedad/1168988401_850215.html
(9)
Gómez-Vela, María Sabeh
Eliana,
Instituto Universitario de Integración en la Comunidad, Facultad de Psicología, Universidad de Salamanca,
Instituto Universitario de Integración en la Comunidad, Facultad de Psicología, Universidad de Salamanca,